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El culto y la tradición marianos en Villanueva del Río Segura

La función auxiliadora e intercesora de la Virgen Maria ante su Hijo se remonta, como idea religiosa, a los orígenes del Cristianismo (S. Juan Damasceno o el Papa Celestino II) derivando posteriormente en el dogma de la Trinidad.

En el antiguo Reino de Murcia, durante La Reconquista, los caballeros de Alfonso X el Sabio y Jaime I, rey de Aragón, la invocaban cuando entraban en combate hacia 1250-1270 aprox., solicitando su protección, tomando como primera medida tras la rendición de las principales plazas musulmanas, la transformación de las Mezquitas Aljamas en Catedrales dedicadas a Sta. María, con su Altar Mayor y para mayor honra y agradecimiento, nuestro querido rey D. Alfonso X compuso una serie de poemas musicales a la Virgen en lengua gallega pero con influencia andalusí, las famosas “Cantigas de Sta. Maria”. En cuanto a nuestro antiguo solar conservamos un documento, que, según los Cronistas Cascales , Silva Madoz, D. Jaime I la conquistó y le otorgó las armas aragonesas que luce su escudo (los Reales Bastones rojos y gualdas), así como su Carta Puebla con el dictado de “LEALTAD” despoblándose posteriormente. (1250-1266).

En la Encomienda de Ricote, a la que pertenecía la antigua Asnete desde 1285, se venera ya a la Virgen de las Nieves antes de la conversión al Cristianismo (1498), construyéndole una Ermita en la huerta de la villa de Ricote, única habitada por cristianos, mientras que para Villanueva, las fuentes históricas más antiguas, dignas de crédito, que se refieren al culto mariano, se corresponden con las visitas que la Orden de Santiago realizaba a nuestro lugar para inspeccionar todos los aspectos y vigilar la evangelización cristiana, como correspondía a las Ordenes religiosas, pues debían informar al Maestre –Prior del Convento de Uclés ( Cuenca).

Así en 1507, se visita la antigua mezquita convertida en Iglesia dedicada a S. Mateo por D. Diego de Córdoba, Comendador de Santiago en Huéscar, y D. Alonso Salido, sacerdote, encontrando “una imagen de Ntra. Señora en un lienzo pintado “y todavía en 1523,” no tenía sagrario por ser pequeño el pueblo”. Entre 1525-1549, se derriba el antiguo templo y se amplia sobre el mismo solar por el aumento demográfico que posibilita el cultivo de la morera describiéndose como "de buena trapería, una sola nave reforzada con pilares de yeso cubierta de madera y caña", materiales disponibles en la Villa y bajo al advocación de “Ntra. Señora de la Asunción”, costeada en su mayor parte por los moriscos, pues a la Orden de Santiago además de la cristianización solo le interesaba la exacción y el control de rentas a través del mayordomo de fábrica, administrador dependiente del Comendador.

Los motivos del cambio de patronazgo no están claros, aunque sin duda, intervino la catequización (primer centro mariano del Valle) impulsada por el Concilio de Trento, al que asistió el Obispo de Cartagena D. Esteban de Almeida.

También influiría la decisión del Comendador de Ricote Enríquez de Rojas, recibiendo instrucciones de S.M. D. Carlos V como Administrador Perpetuo de la Orden de Santiago desde 1523, por Bula de Adriano VI y máximo defensor del catolicismo contrarreformista, ante una población necesitada de un adoctrinamiento ortodoxo.

En 1553, siendo Alcalde ordinario D. Francisco López y Regidores D. Pedro López y D. Juan Gallego, los visitadores santiaguistas constatan que “no hay Sacramento porque reside el cura en Ulea y viene a decir Misa los domingos y fiestas. Tiene la Iglesia por advocación a Ntra. Sra. de la Asunción, la cual es de un cuerpo sobre dos arcos, está el altar con su peana bien aderezado, con ara de manteles y frontales, el retablo es de lienzo pintado y en él la imagen de Ntra. Señora, S. Miguel y Sto. Tomás y encima, un crucifijo”.

También se inspecciona la Pila Bautismal “de barro vidriado y con la tapa de madera”, cuyo libro se encuentra conforme a lo establecido por la Orden.

A partir de 1558, debido a la fuerte inmigración de vecinos procedentes de Murcia a causa de la peste, la advocaciónmariana se fortaleció por ser éstos cristianos viejos, comenzando la mezcolanza con los moriscos locales que también declaraban su fe en Dios y especial devoción a Sta. María, igual que sus correligionarios granadinos, hecho que demuestra la diferente catequización en el Valle de Ricote.

En la visita de los caballeros santiaguistas realizaba a Villanueva del Valle en 1567, 18 de febrero, por D. Diego López Megía, el Doctor D. Miguel Martínez López Carrillo y el Bachiller D. Juan de Lara se dice que la iglesia “es de la vocación de la Asunción de Ntra. Señora, fundada sobre dos arcos, cubierta a dos aguas de madera de pino y tabla, la cual tiene necesidad de retejarse , así como debe acabarse la capilla principal, que está comenzada y la sacristía está comenzada a hacer. Hay UNA IMAGEN DE BULTO DE NTRA. SEÑORA DE LA ASUNCIÓN , METIDA EN UN TABERNÁCULO, CON CUATRO ANGELES A LOS LADOS, y no se halló Sacramento, mas de estar el altar decentemente aderezado.

La Pila de bautismo es de barro vidriado, con su tapa de madera y el libro de bautizar está conforme al SANTO CONCILIO.

También ordenaron que, cuando el CONCEJO tuviese hecho el Sagrario fuerte, con puerta y cerradura, puesto y fijado en el Altar Mayor, LE PONGAN SACRAMENTO por el cura y se haga un RELICARIO DE PLATA y si no, de ESTAÑO, pagando el tercio de lo que costase la Iglesia y lo restante , el Concejo, dentro del año siguiente.

Aunque los moriscos no eran partidarios de pertenecer a ninguna cofradía, según D. Vicente Montojo, en 1598 proliferaban en Villanueva, destacando la de la Virgen de la Asunción, que ya era festejada hacia 1600.

También cita a la de la Concepción, la del Rosario, la Soledad o la dedicada a la “Madre de Dios”, con jubileo. Todas se financiaban mediante limosnas de los hermanos seglares, misas piadosas “in memoriam” y donaciones testamentarias de acuerdo a su riqueza, que mejoró ostensiblemente en Villanueva entre 1595-1613, años previos a la expulsión, debido al desarrollo del comercio principalmente. La devoción a la Soledad queda patente en la dote de Dña. Isabel de Villa y Talón, con motivo de su matrimonio con D. Fernando López Suárez y Robles, en la que incluye un lienzo con su imagen (1627). En el testamento matrimonial, dejan 2 ducados a las Cofradías de la Asunción y la Soledad y donan perpetuidad para la fábrica parroquial, dos bancales de oliveras y moreras en la Huerta, junto a la acequia que lleva el agua a Archena, destinado el aceite a la lámpara de la Iglesia de la Asunción, necesitada de reformas durante la primera mitad del S.XVII, pues los carpinteros, aserradores y herreros “traían en carretas madera de hacha para el techo del templo desde la Sierra de la Pila” necesaria para “la labra y colocación en la cubierta y el coro “ (1637-45). En estos años, documentamos la ejecución de un órgano para entregar y cobrar el día de S. Juan por valor de 160 ducados“, financiado por la Junta de Copatronazgo (Concejo o Iglesia). Ante la crisis económica y otros problemas que afectaron a toda España, se recrudece el pleito sobre la primacía de las parroquias entre Ulea y Villanueva, con el propósito de administrar los beneficios curados, siempre escasos de rentas, como demuestra la gestión del Licenciado Juan Pay, vecino natural de la Villa, 1695, cuando consigue que “el beneficio curado se denomine primero de Villanueva y después de Ulea”, siendo acusado por la parte contraria de “temeridad en su voluntaria posición”, pues incluso “llegó a poner en la iglesia SACRAMENTO”·.

Tras la guerra de Sucesión (1700-1714) un periodo oscuro, en el que el Cardenal Belluga logra controlar nuestro pueblo para la causa del Borbón Felipe V, ya que inicialmente, Villanueva era partidaria del Archiduque Carlos, conocemos la existencia de un retablo pequeño, con imágenes, en madera policromada, la Virgen de la Asunción entre ellas y un sagrario “pequeño e indecente” en nuestra parroquia hacia 1721, que se podría incluir dentro de la tradición barroca, por lo que en 1730, se decide labrar otro nuevo, decorado lujosamente al gusto borbónico y muy colorido, en cuyo centro se instalaría la imagen de Ntra. Sra.

Este retablo, según la historiadora Dña. Concepción de la Peña, era “de perspectiva” y su importancia radica en ser uno de los escasos ejemplares pintados en Altares Mayores en el Reino de Murcia antes de la llegada de Pablo de Sistori, aunque desconocemos su autor.

En un ambiente enrarecido por continuas disputas y la inestabilidad de los presbíteros y sacristanes, que se insultaban entre ellos y a los representantes del Concejo, conocemos el caso del sacristán D. Alfonso Hurtado, que durante las tradicionales procesiones marianas de la Purísima y la Asunción entregó “las candelas de forma afrentosa”, dejando el último al alcalde ordinario y miembros del Concejo, pues subyacían razones de administración económica , incluyendo el mayordomo fabriquero, como demuestra el hecho de que, en 1760 se realizó el esterado y enladrillado del templo costeándolo todo, como era tradicional, los vecinos. En la segunda mitad del S. XVIIIya era muy frecuentes las procesiones marianas, contratándose a los mejores predicadores del momento para la Cuaresma y Semana Santa , además en 1790 se acuerda la ejecución de un segundo órgano por el maestro D. Miguel Alcarria sufragado por la Junta de Fábrica, por valor de 15600 reales obligándose a afinarlo “ al año de puesto.” También constatamos la labra por el imaginero Roque López , discípulo de Salzillo , de dos obras para el templo de Villanueva , en 1790, una Soledad con las manos cruzadas, medio cuerpo y devanaderas por valor de 300 reales y una Purísima.(Lisón)

El antiguo templo prácticamente se derrumba durante la Guerra de Independencia (1808-1814) a pesar de los intentos de mantenerlo en uso por parte de los Infantes, hermanos del Rey ya aunque a finales del siglo (1795-1811) se trazan los planos originales por el arquitecto real D. Juan de Villanueva. Durante el tiempo necesario (larguísimo) para su construcción, el culto se celebra, según D. Pascual Madoz, en el edificio blasonado con el escudo de armas perteneciente a la familia blanqueña de los Molina del Castillo y ubicado frente a la actual parroquia, perteneciente a Dña. Concepción Molina, emparentada con los Llamas, principales hacendados de nuestra huerta en la segunda mitad del S. XVIIIy que lo tenía arrendado por 220 r.l.s. en 1817.

El proyecto original, paralizado por distintas causas (guerras, desamortizaciones de 1836 y 1855 problemas económicos) fue impulsado hacia 1859 gracias a la labor de D. Jesualdo Mª Miñano, cura de Villanueva y Ulea (1853-65), predicador y misionero en Filipinas que regaló un órgano valorado en 20.000 reales y las arañas del Altar Mayor.

En el Archivo Histórico Municipal, como dato que ilustra esta problemática, conservamos un Decreto de 1870, dirigido por el Regente, general D. Juan Prim y Prats, artífice de la Revolución de 1868 y de la Constitución Democrática de 1869, que pretendía establecer una monarquía parlamentaria y progresista en España, al Juez del Territorio de Murcia, para que trasladase la Orden Terminante de Juramento de la Constitución por el clero, al cura de Villanueva D. José Ruiz López a través de nuestro Juez de Paz D. Ángel Ruiz, negándose éste, pues alegaba la ruptura de relaciones diplomáticas entre el Estado y la Santa Sede por los conflictivos artículos 20 y 21 sobre mantenimiento del clero y libertad religiosa.

A este presbítero y al alcalde D. Juan Massa y Massa se dirige en súplica (1881) el Sr. D. Joaquín del Portillo y Chacón, “uno de los principales propietarios de la Huerta” para que se le conceda financiar el retablo del altar Mayor de tan excelso templo y adquirir la imagen de Ntra. Sra. de La Asunción, con tabernáculo, sagrario, mesa del altar, candelabros, sacras, etc. encargando la labra a D. Felipe Farinós, de Valencia, importando la obra 4500 pts. Agradecido, el Ayuntamiento costea una lápida en su memoria, además “por el cariño que siente por los desgraciados”, en la Sacristía.

Conservamos una fotografía de este retablo, de estilo neogótico, , imperante en la época, ocupando el espacio inferior del ábside del presbiterio y dentro de la tradición escultórica en este género de las escuelas valenciana y catalana. Por tanto, observamos la mezcla de estilos (eclecticismo)en nuestro templo pero no sabemos nada de la imagen de Ntra. Sra. que se procesionabahasta la Guerra Civil.

El Consistorio nombró “hijo predilecto y adoptivo” de Villanueva, además de dar su nombre a una calle (1882), a D. José Pizarro y Bouligny esposo de Dña. Isabel, “por sus gestiones políticas como Diputado en Cortes por el Distrito de Yecla , al que pertenecía Villanueva, en aras de conseguir el dinero necesario del Gobierno de S.M. D. Alfonso XII para la feliz terminación de las obras, costeando una lápida conmemorativa en su honor ubicada en las Salas Capitulares junto al retrato de S.M, pues junto a otros prohombres de Villanueva, había donado la Capilla y Altar dedicados a Ntra. Sra.de los Dolores, el Sr. Pérez de los Cobos costeó el retablo de la Virgen de la Piedad, junto a la Epístola, con otro nicho para albergar al venerado “Niño de la Clemencia”, antigua denominación de nuestro “Niñico”. D. Pedro López financia la imagen de Ntr. Señora del Rosario y D. Francisco López y López la talla de Ntra. Sra. del Carmen, que hoy es la titular de una de nuestras barriadas .El Secretario de la Junta de Copatromazgo, D. José López Fernández, sufragó la talla de la Soledad, contribuyendo todos a mantener viva la tradición y el culto marianos. Una vez dotado el templo de la imaginería sacra, altares, ornamentos, vasos sagrados, alhajas y demás concernientes al culto procedió a su visita e inspección el Arcipreste de la Sta. Iglesia Catedral de Cartagena D. Rafael Alguacil Rodríguez, comisionado del Obispo, lo bendijo y dio traslado del Stmo. Sacramento “desde la antigua Iglesia Provisional a la Nueva “para celebrar la Misa inaugural, declarándolo abierto al culto del 24-IX-1882.

Los festejos se desarrollaron en tres jornadas, del 23 al 25 y fueron de tal magnitud, que nos visitaron ciudadanos de todo el Valle y de Cieza. Hubo volteo de campanas , el vecindario engalanó sus balcones con toda clase de tapices, banderas y guirnaldas, realizándose disparos de “morteretes” para recibir a la Gran Banda de Música y a los sesenta Niños de la Misericordia de Murcia, que entraron en el templo entonando salmos y demostrando sus excepcionales dotes artísticas. El 24, nuestra parroquia lucía todo su esplendor con sus enormes arañas que “pendían de los intercolumnios” y deslumbraban a la multitud de feligreses que todavía permanecían en Villanueva a las 4:30h, para seguir la fiesta” con bailes del país” e interpretaciones musicales de los Niños y de la Banda de Música que dedicó serenatas a los Excmos. Señores de Pizarro y Pérez de los Cobos, finalizando el día 25 con una Segunda Misa Cantada y bailes huertanos. En el documento del A.H. Municipal se lee expresamente: “La Iglesia, legada en estado de solar por nuestros antepasados, merced al esfuerzo de todos, hemos construido un artístico templo que admiramos y admiraran las generaciones venideras”.

Fernando Rodríguez Soler
Cronista Oficial de Villanueva del Río Segura

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